lunes, 10 de febrero de 2014

Nacionales

Afirman que el depósito de Barracas nunca debió haber sido habilitado
Edgardo Castro, el inspector de la Subsecretaría de Trabajo porteña que clausuró en 2008 el edificio de Iron Mountain, aseguró que "queda clarísimo que no podría haber sido habilitado nunca" y advirtió que "Barracas es un polvorín" donde, si no se toman medidas, "estas cosas van a seguir pasando, es cuestión de tiempo". Edgardo Castro, inspector de la Subsecretaría de Trabajo porteña. "Yo pedí la clausura de ese local porque básicamente tenía deficiencias en el sistema de seguridad contra incendios. Había acumulación excesiva de material combustible, las mangueras estaban inoperables, no había sprinklers y había obstáculos en los pasillos", afirmó Castro en diálogo con Télam. El especialista -que es ingeniero en Seguridad Ambiental, licenciado en Higiene y Seguridad del Trabajo y auditor en sistemas de calidad en medioambiente - afirmó que, si bien le fue concedida la clausura, sus superiores le retiraron luego el caso. "Yo lo clausuré, lo que haya pasado después es otra historia. No seguí el caso porque me lo sacaron. Eso se puede hacer, no quiere decir que esté necesariamente mal, pero si fue para esto, evidentemente estuvo mal", dijo. "En esa época tuve varios casos en la zona que incluso me negaron la orden de clausura o la levantaron en tiempo récord de 12 horas. Después hay que hacer un seguimiento que muchas veces no se hace", explicó. Castro aseguró además que en la dependencia donde se desempeña, "el único especialista en incendio soy yo", a pesar de lo cual ya no lo mandan a controlar grandes empresas sino "a inspeccionar consorcios". "Cuando tenes matrícula y sustento técnico es muy difícil que te cuestionen la fundamentación de un pedido de clausura, por eso es más fácil mandarte al quiosquito de la esquina", dijo. Castro, quien viene siguiendo el caso del incendio a través de los medios, asegura que hubo requisitos básicos de seguridad que evidentemente el edificio no cumplía. "Pedí la clausura de ese local porque básicamente tenía deficiencias en el sistema de seguridad contra incendios" Edgardo Castro "Vos tenés que tener cuatro cosas básicas: resistencia estructural del edificio que permita que el techo soporte por lo menos 3 horas para un edificio de esas características, que no duró ni 40 minutos; las paredes no tienen que colapsar y, si lo hacen, tienen que caer siempre hacia el interior y no hacia afuera como ocurrió; los dispositivos de extinción de incendios tienen que estar operativos; y tiene que haber fácil acceso para la intervención de los bomberos que, en este caso, tuvieron que cortar un portón", refirió. Castro explicó que la muestra de que las medidas de seguridad adecuadas pueden hacer la diferencia entre un siniestro de proporciones y un incidente menor,lo dio lo ocurrido, también la semana pasada, en una estación de servicio de Villa Lugano, donde tuvo lugar la caída de un rayo sin mayores consecuencias. "En Barracas se quemaron mil metros cuadrados de superficie, que es una barbaridad, mientras que en Lugano cayó un rayo en una estación de servicio y no pasó nada, porque los dispositivos de seguridad funcionaron a pesar de que un rayo es mucho más poderoso (que otras formas de inicio del fuego) y encima cayó en un lugar inflamable", dijo. Por otra parte, el especialista denunció que "Barracas es un polvorín" por la cantidad de depósitos de estas características que incumplen las normas de seguridad antiincendios. El especialista aseguró además que falta personal idóneo en la jefatura de las principales dependecias de control y que la gestión de Mauricio Macri intentó "desmantelar" la Subsecretaría para "que no haya ningún tipo de inspección". "Barracas es un polvorín. Si no se pone funcionarios idóneos, estas cosas van a seguir pasando, en mayor o menor escala van a seguir pasando, es cuestión de tiempo", alertó. A fines de octubre del año pasado, un grupo de inspectores de la Ciudad de Buenos Aires denunció que el gobierno porteño intentaba desarticular, con un proyecto de ley, la Subsecretaría de Trabajo local y transferir las responsabilidades de ésta, en materia de fiscalización y control de las normas relativas al trabajo, a la Agencia de Gubernamental de Control (AGC). "El objetivo era que no exista ningún tipo de inspección porque pasábamos a depender de otra área donde operativamente no teníamos ningún poder de policia", explicó.

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